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De Caracas a Maracay y de ahí pa’ Valencia: nuestra primera experiencia

8 de octubre de 2016: cual niñas con juguetes nuevos, tomamos nuestras cámaras, tablets y celulares, nos montamos en el ‘Ady móvil’ y arrancamos desde Caracas a la odisea de nuestros primeros destinos: Maracay, estado Aragua y Valencia, estado Carabobo, al centro del país.

Hemos de confesar que jamás habíamos tomado esa vía y menos solas, como era de esperarse nos perdimos y para completar de la nada comenzó a llover, tan fuerte que no veíamos ni por dónde íbamos, pero como por arte de magia nos encontramos con un enorme centro comercial en donde pudimos comer y esperar que nuestro guía se comunicara con nosotras @joseggrela.

Y el tiempo como siempre indetenible, seguía su curso y con él la luz del día se nos perdía. Hasta que logramos comunicarnos con nuestro amigo, ya al final de la tarde sin lluvia. Aprovechamos la poca luz para capturar algunas imágenes del centro de Valencia que nos regaló el esplendor de su arquitectura colonial. En sus desoladas calles unos niños jugaban un partido de fútbol.

A las ocho de la noche, dejamos la capital carabobeña para partir hacia la Ciudad Jardín como se conoce a Maracay. Nuestro paso por Valencia fue fugaz, pero su recuerdo prevalece en nuestras fotografías y en nuestras memorias.

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¡Ay Caramba!

Llegamos a Maracay, imposible no pasar por el Café Caramba, ubicado en el parque San Jacinto, donde fuimos recibidas por gente amable, excelente música, buen trato y mucha buena vibra.

Un lugar con encanto para disfrutar de una buena conversación, deleitarse con sus suculentos platos gastronómicos y disfrutar de un trago junto a buena compañía.

Allí nos deleitamos con una par de cervezas muy frías que nos refrescaron hasta los pensamientos, además era impelable pasar por Café Caramba y no sucumbir ante la tentación de un delicioso golfeado Reverón: la combinación perfecta entre queso, papelón y una masa especiada con sabor a gloria.

Tras la comilona, cansadas y con la pancita llena culminamos el día, nos fuimos a dormir para recobrar fuerzas y soñar con el segundo día que nos esperaba…

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Al ritmo del rap y al sabor del ron

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En el segundo día de recorrido, nuestra brújula apuntó como destino la Hacienda Santa Teresa, un espacio para el disfrute y esparcimiento, donde pudimos apreciar el proceso de elaboración del ron venezolano, ocasión que resultó perfecta para catar su exquisito aroma y sabor con un par de tragos que nos llenó el espíritu de alegría. Además nos deleitamos con la extensa vegetación, el fabuloso paisaje y un viejo tren que antes transitaba por el lugar y que sin dudar teníamos que fotografiar.

Luego de este interesante recorrido, al salir de la hacienda, este Par sin rumbo tuvo el privilegio de conocer al señor Omar, piloto de ‘El Primus’, un carrito de raspaos que ofrece además de sus refrescantes y suculentos helados, un repertorio musical al ritmo del rap.

Al terminar nuestros respectivos raspaos sabor a fresa, recogimos nuestros macundales rumbo a nuestra amada Caracas, colmadas de historias, sonrisas, recuerdos y muchas fotografías de este primer recorrido que tuvo el placer de hacer Un par sin rumbo.

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